Habrá quienes me creerán loca por dedicarle éste, mi espacio semanal, a un pedazo de tamal y yo les he de responder que, aunque carezca de sentido, en efecto el pib guarda un significado que subyace al aparente.
Son los colores y los aromas que me remiten a la esencia de México. Es el símbolo de la devoción con la que las familias recuerdan a aquellos que se han marchado del mundo físico, sólo para convertirse en ánimas que año con año prometen volver por una probadita de aquello a lo que se aferraban cuando en vida. Son siglos de tradiciones consumados en un delicioso manjar. Es razón de convivencia y despliegue de los valores que caracterizan a la tradicional familia mexicana.
No sólo eso, también es una analogía de nuestra existencia, piénsenlo por un momento pero sólo brevemente pues tan rápido como se va el pib, se va la vida.
Aprovecha este mes para si no lo has
probado, empezar a degustar de este delicioso platillo de dioses,
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